viernes, 11 de diciembre de 2009

QUE SU MUERTE NO QUEDE EN VANO…



Nadie, jamás podrá justificar la muerte de un muchacho o una muchacha, y mucho menos como la recién ocurrida en predios que son del común transitar universitario. En plena vida, una tarde decembrina, fue segada la existencia del joven Luis Eduardo. ¿Qué posiblemente era adepto a la oposición, políticamente hablando? ¿Qué podría simpatizar con el chavismo? ¡Qué importa aquello! ¿Cómo le explicamos a esa madre o ese padre que en la mañana despidió a su hijo, probablemente enviándole la bendición acompañada de un beso, cuando en la tarde lo tiene que recibir convertido en un cadáver empapado en sangre? ¿Por favor, a qué niveles de odiosidad hemos llevado a los muchachos y muchachas, que están navegando por esa vida, donde todo debería ser estudio, romances, discusiones científicas, filosóficas, pero en un ambiente de concordia, total, las diferencias bien habidas, sólo estimulan el pensamiento reflexivo? Obviamente no puedo estar de acuerdo con las palabras del rector de la institución, que en lugar de analizar su propia actitud y su proceder, como si estuviera libre de pecado, esgrime su dedo acusador contra el presidente de la república. Ya hace mucho tiempo alertamos al vicerrector académico para que generara acciones destinadas a evitar el adoctrinamiento odioso que se llevaba a cabo en las aulas de clase, a lo que él nos respondió que los dos bandos lo hacían, y nosotros le dijimos que la recomendación era para todos. La Universidad puede ser espacio para la discusión política, pero no un campo de batalla política donde un grupo debe ser vencedor a costa de lo que fuere. Hoy, los profesores del MCU lloramos la pérdida de Luis Eduardo, y pensamos que ello es más que suficiente. No podemos seguir con esta prédica de odio, donde unos son los buenos y los otros son los malos. Pensemos un instante pequeño en los padres de ese joven y hagamos un esfuerzo por explicarle las razones que motivaron la muerte de su hijo. Nosotros no encontramos ninguna razón, más aún en una Universidad que debería ser el espacio de todos, de los blancos y los negros, los cristianos y los ateos, los que comulgan con el proceso y los que lo adversan, pero un muerto ya es demasiado. No hay palabras suficientes para enjugar las lágrimas de sus familiares y amigos. Hoy es día de luto y de dolor. Muchos de estos días fueron días de agonía, donde universitarios vieron a otros universitarios con odio, animadversión, rabia, como que esa otra persona no podía ser digna de su afecto, de su amistad, de su solidaridad, y ello en un país que resulta ser demasiado grande, de modo que podemos cultivar las diferencias, rociadas con tolerancia y respeto. El Movimiento Constitucionalista Universitario, escribe estas líneas, como una expresión de amor, de respeto y solidaridad, no sólo para este mártir, cuya vida se truncó trágicamente, deseando que podamos en honor a su recuerdo, desarmar los espíritus y dar rienda suelta a la batallas de las ideas. Amigo LUIS EDUARDO RAMÏREZ BELLO, descansa y paz